La primera consulta dura 60 minutos.
La visita consta de tres fases: anamnesis, exploración, y tratamiento.
Durante la anamnesis se te harán una serie de preguntas para definir tu historia clínica. Cualquier dato es muy importante, desde el parto (si fue natural, cesárea, fórceps, ventosas), hasta vacunaciones, enfermedades crónicas, infecciones, tipo de trabajo, costumbres alimenticias, estilo de vida, etc.
En esta primera fase el osteópata a través de las preguntas valorará la naturaleza de los síntomas, y sus posibles causas, que confirmará con la exploración.
Durante la fase de exploración, se harán unos test corporales que permitirán la valoración de alteraciones osteopaticas a nivel propioceptivo, estructural y funcional.
Es posible que durante esta fase sea necesario que el paciente descubra partes del cuerpo (por ejemplo la espalda, para valorar la columna, o las piernas para valorar problemas articulares, etc.), por lo que se recomienda ponerse ropa interior cómoda.
Una vez terminada la fase de exploración, y que se haya identificado el origen de los síntomas se te explicará el tipo de problema
encontrado y empieza la fase de tratamiento.
La osteopatía trata a la persona en su globalidad por lo que es posible que el paciente se trate, según el caso, con una combinación de técnicas, por ejemplo viscerales, estructurales, o craneales en la misma sesión.
Las sesiones de Osteopatía ponen en marcha una serie de mecanismos de curación que tenemos integrados en nuestro cuerpo, por lo que hay que esperar la respuesta, dejando un período de descanso entre las sesiones (normalmente una semana) para que pueda restablecerse el equilibrio corporal.
La siguientes sesiones duraran entre 45- 60 minutos y después de una breve valoración de las respuestas obtenidas al primer tratamiento, se seguirá con el tratamiento por un numero de sesiones que dependen del tipo de problema, hasta la curación de los síntomas.
Se recomienda que una vez finalizado el tratamiento y que se haya solucionado el problema, se realice una sesión de mantenimiento cada 2 meses en el primer año, para seguir manteniendo el equilibrio corporal restablecido.
Igualmente, en pacientes sin problemas aparentes, o que no presentan dolores en fase aguda, ni molestias evidentes, se recomienda una sesión cada 2-3 meses, como prevención de posibles disfunciones osteopaticas.